LA OCTAVA LLEGÓ
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Foto: Deportivo Táchira |
Estas
líneas están escritas antes de saberse el resultado de la vuelta en la final Táchira-Trujillanos,
con lo cual, no sé si finalmente la estrella será tachirense o trujillana…
¡Bah,
mentiras!
No
puedo estafar a mis lectores, este conjunto aurinegro tiene ocho finalísimas seguidas
jugando a tanta garra y corazón que no permite que junte tres teclas seguidas y
coordine un párrafo coherente, y lo que sí ha logrado es hacer añicos los
nervios y las válvulas cardíacas de quien les escribe, así como las de la mayoría
de la hinchada venezolana que lleva al Deportivo Táchira en su ADN.
Señores,
la octava llegó, está aquí, la fueron a buscar cuarenta mil once aurinegros
anoche diecisiete de mayo de dos mil quince citados en el Templo Sagrado del
Fútbol Nacional y no fueron más, porque un país entero no cabe en ese recinto y
porque como mismo Tamá Estereo certificara en su transmisión, más de cincuenta países
estaban “pegados” a su señal web de aurinegros expatriados que del mismo modo estaban
en espera de también dar el grito atragantado de ¡Somos Campeones!
Honor
y gloria a esta Junta Directiva de la mano de Edmundo Kabchi y su equipo por su
esfuerzo, por su seriedad, por su hidalguía.
Honor
y gloria a ese muchachito venido del Oriente Venezolano que hoy se graduó con
veinte puntos de gran técnico, que demostró ser un señor reservado, respetuoso,
parsimonioso, aguantando válidas o inválidas críticas y un trabajador incansable
del fútbol, el profe Daniel Farías.
Honor
y gloria a esa plantilla de jugadores —desde el más encumbrado decano hasta el
juvenil— y a ese cuerpo técnico que pusieron “las que había que poner”, que
pusieron el músculo y la fe de que las buenas ya se venían.
Honor
y gloria a esa hinchada llevando el espectáculo, la fiesta y el carnaval a una
Venezuela que aún hoy ilógicamente se sorprende que éste equipo juegue de local
en cualquiera de sus novecientos dieciséis mil cuatrocientos cuarenta y cinco
kilómetros cuadrados.
Honor
y gloria a mis colegas de los medios de comunicación que también empujan, que suman, que son líderes en positivo, que no excluyen, que no ignoran, que no silencian todo lo que tiene
para darles esta oncena deportiva y que en
adición, somos una suerte de cofradía.
Honor
y gloria a ese Trujillanos y su hinchada por La Finalísima que nos regalaron, que
bien cerca que estuvieron de coser su primera estrella con elegante fútbol, sin
bajar los brazos y en ellos no debe alojarse ni la más mínima tristeza sino
gozo de esa presentación deportiva y si algún consuelo hay, es que deben
entender, que ni jugando tres días más seguidos esa pelota entraría, pues ni que
Dios hubiese querido, los postes del Templo lo hubiesen permitido; en
conclusión: Dios anoche era aurinegro.
Un día a ellos les tocará levantar sus estrellas por eso insisto, honor y gloria a LOS GUERREROS DE LA MONTAÑA.
Así, en mayúsculas sostenidas.
Honor
y gloria a este alejado y sufrido rincón bendito venezolano frontera de dos
países que un histórico año dos mil quince se proclamara campeón en Primera y
Segunda División del #FutVe con su Deportivo Táchira y Ureña SC, respectivamente.
Ya
cierro haciendo una petición formal a los estudiosos y/o historiadores
venezolanos, busquen muy bien en los manuscritos de nuestro Libertador Simón
Bolívar, estoy seguro que si escudriñan exhaustivamente encontrarán un pensamiento del
gigante de América citando la frase: “El 93´10´´ nunca lo olvidarás”.
¡A
POR LA NOVENA!
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