jueves, 10 de julio de 2014

FÚTBOL POR ESPEJITOS. FIGURAS POR €




FÚTBOL POR ESPEJITOS. FIGURAS POR €

A propósito del Brasil-Alemania de ayer 08.07.2014, de cuyo resultado no quiero acordarme, evoco unas ideas de Freak Godson quien planteó que una de las practicas más comunes de Europa hace 500 años era el cambiar grandes cantidades de oro por simples espejos, al parecer, los nativos americanos al desconocer estos artefactos se maravillaban de tal manera ante ellos que estaban dispuestos a despojarse de enormes tesoros por una simple pieza de vidrio reflejante.

También nos dijo Godson, que muchas de las culturas de América poseían tanto oro que por ejemplo, el emperador Inca Atahualpa al ser capturado por los españoles ofreció dar dos habitaciones llenas de plata y una llena de oro a cambio de su libertad, ¿Ustedes se imaginan cuánto oro puede entrar en un cuarto si se llenase hasta el techo?, pues si así era de grande la riqueza de nuestros pueblos, el oro era tan común en el nuevo mundo que incluso llegó a crearse la leyenda de una famosa y enorme ciudad de oro escondida en algún lugar de la selva, leyenda que grandes historiadores creen ser posible por la cantidad de aquel metal precioso que poseían los pueblos de Mesoamérica.

Una idea importante que debe tomarse en cuenta antes de masacrar Europa es que cada uno se pone su valor, y si América tiene un río amazonas inagotable de talento de jugadores es lógico recordar una máxima económica que todo tiene un valor y todos valoramos particularmente nuestros bienes.  Y a mucha cantidad (lo que determina el valor de las cosas), vale menos, y a menos existencias de cualquier producto, sube su valor. Siendo más concretos, para nuestros aborígenes de hace 500 años y hoy los dirigentes del fútbol, el oro-jugadores era una simple piedra con la que adornarse las orejas, el cuello o la nariz o son puro muchachos desocupados y famélicos jugando en potreros porque más nada tienen que hacer en el día. Su obtención es fácil ya que los ríos inacabables transportaban numerosas de esas piedras y mucho de ese indio/dirigente pensó: “europeos mediocres que nos dan esos espejos por simples piedras que trae el río o nos dan una carretilla de euros por un jugador de los miles que tengo que no llegaría –con suerte- a mediodía almorzado como Dios manda o vivo a los 20 años en la Sudamérica violenta”.

Muchos lo pensaron, dejémonos de buenas maneras. No somos suizos.

Cinco siglos y dos décadas han pasado y hoy al planeta lo mueve es el fútbol. Una vez más los europeos juegan avisados. Se dieron cuenta que la riqueza humana, el recurso humano, el talento humano está en América y se dedicaron con sus euros a llevarse el “oro humano” al viejo continente para engrandecer sus ligas, mejorar su fútbol, tener alucinantes estadios y quedarse con la comercialización mundial del deporte que paraliza todo un planeta con sus cinco continentes como exclusivamente lo puede hacer el balompié.

Y de paso, ganarlo todo.

Obviamente eso no es culpa de ellos, su habilidad tiene que ser recompensada, pero lo que no deja de llamar la atención es que América incurre nuevamente en su océano de ignorancia, permitiendo que se lleven su “oro humano”, por diez euros mal contados, su fútbol hundido en la desorganización, jugándose en potreros con chamos mal alimentados, ahogado en la puñalada trapera de las dictaduras de las  barras bravas, avergonzado en casos como un padre de Neymar haciendo pillerías en pro le conviden un café cappuccino o le paguen los servicios hoteleros de dos féminas dedicadas al oficio más antiguo del planeta o peor, creyéndose sumamente vivo por sorprender o pretender timar a la hacienda española, en fin, volvemos a vender nuestros hijos, entregamos nuestras mujeres y riquezas por laticas que reflejan miseria.

En tanto el domingo ya ni sé si habrá final europea en el Maracaná o si Argentina logra colarse por una genialidad de un enano rosarino o bien asistiremos sentados viendo por TV como los eternos aplaudidores de atrás del festín europeo.    



No hay comentarios:

Publicar un comentario