FÚTBOL POR
ESPEJITOS. FIGURAS POR €
A propósito del Brasil-Alemania de ayer 08.07.2014,
de cuyo resultado no quiero acordarme, evoco unas ideas de Freak Godson quien
planteó que una de las practicas más comunes de Europa hace 500 años era el
cambiar grandes cantidades de oro por simples espejos, al parecer, los nativos
americanos al desconocer estos artefactos se maravillaban de tal manera ante
ellos que estaban dispuestos a despojarse de enormes tesoros por una simple
pieza de vidrio reflejante.
También nos dijo Godson, que muchas de las culturas
de América poseían tanto oro que por ejemplo, el emperador Inca Atahualpa al
ser capturado por los españoles ofreció dar dos habitaciones llenas de plata y
una llena de oro a cambio de su libertad, ¿Ustedes se imaginan cuánto oro puede
entrar en un cuarto si se llenase hasta el techo?, pues si así era de grande la
riqueza de nuestros pueblos, el oro era tan común en el nuevo mundo que incluso
llegó a crearse la leyenda de una famosa y enorme ciudad de oro escondida en
algún lugar de la selva, leyenda que grandes historiadores creen ser posible
por la cantidad de aquel metal precioso que poseían los pueblos de Mesoamérica.
Una idea importante que debe tomarse en cuenta
antes de masacrar Europa es que cada uno se pone su valor, y si América tiene un
río amazonas inagotable de talento de jugadores es lógico recordar una máxima
económica que todo tiene un valor y todos valoramos particularmente nuestros
bienes. Y a mucha cantidad (lo que
determina el valor de las cosas), vale menos, y a menos existencias de
cualquier producto, sube su valor. Siendo más concretos, para nuestros
aborígenes de hace 500 años y hoy los dirigentes del fútbol, el oro-jugadores
era una simple piedra con la que adornarse las orejas, el cuello o la nariz o
son puro muchachos desocupados y
famélicos jugando en potreros porque
más nada tienen que hacer en el día. Su obtención es fácil ya que los ríos inacabables
transportaban numerosas de esas piedras y mucho de ese indio/dirigente pensó: “europeos mediocres que nos dan esos espejos
por simples piedras que trae el río o nos dan una carretilla de euros por un
jugador de los miles que tengo que no
llegaría –con suerte- a mediodía almorzado como Dios manda o vivo a los 20 años
en la Sudamérica violenta”.
Muchos lo pensaron, dejémonos de buenas maneras. No
somos suizos.
Cinco siglos y dos décadas han pasado y hoy al
planeta lo mueve es el fútbol. Una vez más los europeos juegan avisados. Se
dieron cuenta que la riqueza humana, el recurso humano, el talento humano está
en América y se dedicaron con sus euros a llevarse el “oro humano” al viejo continente para engrandecer sus
ligas, mejorar su fútbol, tener alucinantes estadios y quedarse con la
comercialización mundial del deporte que paraliza todo un planeta con sus cinco
continentes como exclusivamente lo puede hacer el balompié.
Y de paso, ganarlo todo.
Obviamente eso no es culpa de ellos, su habilidad
tiene que ser recompensada, pero lo que no deja de llamar la atención es que
América incurre nuevamente en su océano de ignorancia, permitiendo que se
lleven su “oro humano”, por diez euros mal contados, su fútbol hundido en la
desorganización, jugándose en potreros con chamos mal alimentados, ahogado en
la puñalada trapera de las dictaduras de las
barras bravas, avergonzado en casos como un padre de Neymar haciendo pillerías en pro le conviden un café cappuccino o le paguen los servicios hoteleros de
dos féminas dedicadas al oficio más antiguo del planeta o peor, creyéndose
sumamente vivo por sorprender o pretender timar a la hacienda española, en fin,
volvemos a vender nuestros hijos, entregamos nuestras mujeres y riquezas por
laticas que reflejan miseria.
En tanto el domingo ya ni sé si habrá final europea
en el Maracaná o si Argentina logra colarse por una genialidad de un enano
rosarino o bien asistiremos sentados viendo por TV como los eternos
aplaudidores de atrás del festín europeo.