Señor ministro Tarek El Aissami, a usted le escribo.
Señores Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (CONATEL), a ustedes también les escribo.
Ayer como todos sabrán en el Estadio Olímpico de la ciudad de Caracas, se celebró un Súper Clásico más del fútbol venezolano, un partido donde a pesar de las malas rachas deportivas de los llamados grandes de Venezuela, estaban presentes las autodenominadas oncenas más grandes del país. Hasta este momento no quiero diluirme en este texto en informar lo que fácilmente se puede leer en una reseña periodística.
En lo que si me quiero centrar –de entrada- es en la ineptitud e irresponsabilidad social de un canal llamado MERIDIANO TV por los hechos que me he permitido recopilar para facilitar la tarea de los sustanciadores de un procedimiento sancionatorio ejemplar que de seguro debe ser iniciado a semejantes operadores del espectro televisivo de nuestro país, veamos:
Corría el M. 70.32 del mencionado Súper Clásico, cuando los responsables de la transmisión “ponchan” hablando en el argot televisivo en close up y discúlpenme los anglicismos, una imagen apocalíptica que puede devenir una centrífuga de violencia con las consabidas consecuencias de hinchas mal heridos o incluso desenlaces fatales.
La imagen -que no es anecdótica, no nos tomen por despistados- es la de un hincha del Caracas F.C. perfectamente ataviado como un guerrero mostrando y exhibiendo su trofeo de guerra en la posesión de un “trapo aurinegro” del equipo contrario al que le han enseñado a detestar como lo que más. Esa imagen espeluznante duró para todo el país los nueve segundos (un siglo en TV) suficientes como para que se desataran consecuencias que luego se reflejaron en las afueras del recinto deportivo de la UC.V.
Ese retrato que bajo conceptos jurídicos denominados como: premeditación, alevosía y sobreseguro que Meridiano TV hace gala para toda Venezuela del M. 70.32 al M. 70.41 nos echa a perder y al traste todo el trabajo que tienen los actores comprometidos en desterrar la violencia en el #FutVen.
Es que no encontré diferencia de saña entre la patética foto del rey de España con su paquidermo atrás muerto recién cazado en el África a esa imagen del guerrero de los rojos del Ávila exhibiendo su impresentable proceder.
¿No se ha estudiado sociológicamente hasta la saturación que estas barras bravas, llámense aurinegras, rojas, aurirojas o sea el color que ellas defiendan responden a ritos, ceremonias donde está como mandamiento primero el despojarse mutuamente los “trapos” que pueden acaecer en hechos de brutalidad por rescatar o por sed de ilógica venganza que luego lamentaremos con jóvenes muertos en el deporte que todos sabemos es el más hermoso de los inventados?
Propicia es la ocasión para rememorar que la Guerra del fútbol o la Guerra de las 100 horas fue llamada así por la coincidencia de este hecho con los derivados de un partido de fútbol que enfrentó a las selecciones nacionales de Honduras y El Salvador, con motivo de las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol de 1970 donde se trasladaron las tropas militares de esos países hermanos por un simple partido de once hombres contra once, todos corriendo tras una simple pelota.
¿Honorable ministro y autoridades de CONATEL en qué quedamos?
Aún está fresca en mi memoria los dos días que evalúo perdidos en el SEMINARIO INTERNACIONAL “JUGANDO SEGURO” donde románticamente aborrecimos los presentes: barras, dirigencia, Federación, pocos medios de comunicación y autoridades la violencia en las canchas venezolanas y todos hicimos un acto de contrición en extirparla.
Porque sucede que Meridiano TV por lo que se nota tiene su patente de corso y ejerce a pleno su Derecho a la Libertad de Incitación de ver que un trapo robado puede ser visto por millones de personas como una actitud ejemplarizante para nuestros muchachos venezolanos, vale decir, para la planta televisiva evocada robarse un trapo contrario es una nota y por eso lo poncho.
Apreciado Tarek, aún creo ya que fui testigo de ella en la buena voluntad y compromiso real del Estado venezolano en prevenir y asesorarse para erradicar y evitar una desgracia a tiempo, pero sinceramente creo que estos medios de comunicación nada ayudan a la gestión encomendada. Son parte del problema y no de la solución, pues.
Con el respeto que me merecen sus autoridades ya estoy listo para el próximo encuentro o seminario antiviolencia e ir sin falta a la mesa de trabajo de los medios de comunicación con pandereta en mano y defender a rajatabla el derecho de estos a sabotear el trabajo de quienes llamamos a la paz y la tolerancia, protegiendo como ya repito por tercera vez su Derecho pleno y Constitucional a la Incitación.
Felicidad al pueblo larense por su impecable estrella.
Un abrazo de gol, estimadas autoridades y lectores.